En junio de 2016 fue publicada una nueva edición de las Guías Consolidadas de Terapia Antirretroviral de la Organización Mundial de la Salud [1] Las recomendaciones se diferencian según el tipo de epidemia: generalizada (mayor a 1% en población general) o concentrada (prevalencia menor a 1% en población general que coexiste con grupos mas vulnerables con prevalencia mayor a 5%).

Estas guías se enfocan en el uso de antirretrovirales como tratamiento y como prevención en todo el continuo de atención de pacientes con VIH y con una aproximación de salud pública: intervenciones sencillas incluyendo esquemas de tratamiento antirretroviral (TARV) en co-formulaciones que permitan un abordaje simplificado y faciliten la ampliación del acceso.

Como recomendaciones a considerar en nuestro contexto se destacan:

  • Utilizar estrategias de diagnóstico sencillas (algoritmos simplificados) asegurando la calidad de las pruebas, la capacitación del personal en el uso de pruebas rápidas, y siempre confirmar con una segunda prueba una primera reactiva, antes de iniciar el TARV
  • Inicio inmediato de TARV en niños/as con el primer test virológico positivo y extraer la muestra para un segundo estudio
  • Además de las poblaciones clave priorizar otras poblaciones en el acceso al testeo facilitado como: adolescentes, las parejas de personas con diagnóstico de VIH y las parejas de mujeres embarazadas
  • Implementar estrategias de prevención combinada que incluyan profilaxis pre exposición en personas en riesgo “sustancial”
  • Iniciar TARV en todo paciente en que se realiza el diagnóstico de VIH independientemente de CD4 y estadio clínico
  • Iniciar TARV en todo/a niño/a en que se realiza el diagnóstico de VIH independientemente de CD4 y estadio clínico
  • En adultos, adolescentes, mujeres embarazadas se mantiene como recomendación de plan de inicio: TDF + 3TC (o FTC) + EFV pero como uno de los planes alternativos se incluye TDF + 3TC (o FTC) + DGV
  • El monitoreo con carga viral luego cuando el paciente se encuentra bajo TARV estable y con buena respuesta (carga viral suprimida) puede realizarse cada 6 meses

También se incorporan recomendaciones respecto a uso de cotrimoxazol como profilaxis, tratamiento de la infección tuberculosa latente, técnicas diagnósticas de tuberculosis, así como terapia anticipada para criptococosis en determinadas situaciones.

Viernes, 01 Julio 2016 13:34

Gripe grave en paciente inmunodeprimido

Gripe grave en paciente inmunodeprimido
Dra. Cecilia Villarino
Prof. Adj. Daniela Paciel
17 de junio 2016

Se están dejando atrás los tiempos en que se pensaba y planificaba la vacunación en base a las necesidades de niños y adolescentes. La vacunación es una estrategia útil, pero lamentablemente subutilizada, para prevenir enfermedades infectocontagiosas en los adultos. Se deben considerar distintos escenarios donde las vacunas son necesarias: adolescentes, adulto joven, adulto mayor, embarazadas, enfermedades crónicas, inmunocompromiso, etc.

Es responsabilidad de todo el equipo de salud promover la vacunación de los adolescentes y adultos.

La Asociación Panamericana de Infectología ha realizado la segunda edición del Manual Práctico de Inmunizaciones 2015, donde se presentan conceptos básicos de vacunación, seguridad, eficacia, precauciones y contraindicaciones reales,  diferentes vacunas disponibles para los adultos, esquemas de vacunación para adolescentes y adultos y grupos especiales como inmunodeprimidos, embarazadas, viajeros y vacunación laboral.

En este link puede descargar en forma gratuita al Manual Práctico. Vacunaciones de los adultos 2015.

http://www.apinfectologia.com/proyectos/ 

Reacciones cutáneas adversas secundarias a nevirapina
Dra. Mercedes Saralegui
Residente Cátedra Enfermedades Infecciosas
Dra. Zaida Arteta
Prof. Adj. Cátedra Enfermedades Infecciosas

Pappas P , Kauffman C, Andes D,  Clancy C, Marr K, et al. Clinical Practice Guideline for the Management of Candidiasis: 2016 Update by the Infectious Diseases Society of America. CID. (2016) 62 (4): e1-e50 

First published online December 16, 2015  doi:10.1093/cid/civ933

Full text Free: http://cid.oxfordjournals.org/content/early/2015/12/15/cid.civ933.full.pdf+html

 

Comentario realizado por la Dra. Daniela Paciel

Prof. Adj. de la Càtedra de Enf. Infecciosas, Fac de Medicina (UdelaR)

Las infecciones debidas a especies de Candida causan un espectro diverso de enfermedad clínica que van desde infecciones superficiales y de las mucosas a la enfermedad invasiva asociada con candidemia y compromiso metastásico de órganos.

Las infecciones invasivas por las distintas especies de Candida se asocian con los avances en medicina (procedimientos invasivos, tratamientos inmunosupresores, etc) y conllevan una elevada morbimortalidad. El 90% de la enfermedad invasiva es causada por las cinco especies patógenas más comunes:  C. albicans, C. glabrata, C. tropicalis, C. parapsilosis y C. krusei. Cada una con diferente potencial de virulencia, susceptibilidad antifúngica y epidemiología. 

La candidemia es una de las causas más frecuentes de infecciones del torrente sanguíneo relacionadas a los cuidados de la salud. Y entre los pacientes con candidemias y otras formas de candidiasis invasivas las especies de Candida no albicans constituyen hasta un 50% de los aislamientos, lo que tiene claras implicancias en los tratamientos y los perfiles de susceptibilidad.

En los últimos años nuevos fármacos están disponibles para estas infecciones.  En particular las equinocandinas han surgido como agentes de primera línea para la mayoría de las candidemias y candidiasis invasiva, con la excepción del sistema nervioso central (SNC), ojo e infecciones del tracto urinario. Esto se basa en el perfil de seguridad de las equinocandinas, la comodidad en la administración, la actividad fungicida temprana, una tendencia hacia mejores resultados en base a datos de estudios individuales y combinados y en la aparición de especies de Candida resistentes a los azoles. La reciente aparición de especies de Candida multiresistente complica aún más el futuro de la terapia antifúngica. Por otra parte el costo de estos fármacos y el impacto en elegir el tratamiento adecuado hace que sea necesario pautar el uso de los fármacos actualmente disponibles.

Por ello presentamos la reciente actualización de las guías de la IDSA para el tratamiento de las infecciones invasivas causadas por especies de Candida. Si bien las infecciones de mucosas (orofaringe, esófago, genital) no se consideran clásicamente invasivas, también se incluye su manejo en este consenso.

Las recomendaciones de esta guía se basan en un método sistemático de clasificación de calidad de la evidencia (muy bajo, bajo, moderado y alto) y fuerza de la recomendación (débil o fuerte). Los autores plantean que hay muchísima evidencia generada a partir de ensayos clínicos randomizados para el tratamiento y manejo de las candidemias, la candidiasis orofaríngea y esofágica y la profilaxis en determinadas poblaciones, como los pacientes críticos, los recién nacidos y los receptores de trasplantes. Pero para otras presentaciones no tan frecuentes, como la osteomielitis, la endoftalmitis y endocarditis infecciosa, las recomendaciones de tratamiento se basan en gran medida en la extrapolación de estudios de pacientes con otras formas de presentación, de serie retrospectiva pequeñas y reportes de casos.

Brevemente presentamos un resumen de lo que considermos más relevante de las recomendaciones actuales.

 

Recomendaciones para el manejo de candidemia.

Se destaca el rol protagónico de las equinocandinas, en particular como tratamiento empírico en candidemias por  especies resistentes a los azoles y en pacientes críticos y con riesgo de tener especies resistentes (exposición previa a azoles) tanto en pacientes neutropénicos como no neutropénicos.

Se recomienda considerar a la anfotericina, en particular a las formulaciones lipídicas como alternativa del tratamiento en caso de intolerancia o resistencia a los otros antifúngicos.

Se recomienda la toma de hemocultivos cada 24 o 48 horas para determinar el clearence del microorganismo de la sangre y la duración del tratamiento en función de la persistencia de hemocultivos positivos y/o de la presencia de focos metastásicos o no.

Se debe realizar en forma sistematizada fondo de ojo buscando evidencia de endoftalmitis. En pacientes con neutropenia realizarlo en particular en la semana posterior a la salida de la neutropenia.

La remoción de catéteres venosos centrales se recomienda de ser posible en los más breves plazos en el transcurso de una candidemia. En pacientes neutropénicos considerar cada caso en forma individualizada.

Se considera el decalamiento a fluconazol si se trata de especies sensibles, en pacientes no críticos, estables y con hemocultivos negativos. En general luego de 5 a 7 días de tratamiento con una equinocandina. Otra opción es decalar a voriconazol, en particular en pacientes neutropénicos.

 

Recomendaciones en el tratamiento empírico en un paciente crítico (UCI) no neutropénico con sospecha de candidiasis invasiva y profilaxis de la misma.

El fármaco de elección es una equinocandina. El fluconazol es una alternativa en pacientes que no han estado expuestos recientemente a azoles y que no están colonizados por especies de Candida resistentes a azoles. La duración del tratamiento es de 2 semanas en aquellos que mejoren. En los pacientes que no tienen respuesta clínica al tratamiento antifúngico empírico en los primeros  4-5 días y que no tienen subsecuente evidencia de candidiasis invasiva después del inicio de empírico, se debe considerar  suspender la terapia antifúngica.

En la profilaxis el fluconazol, dosis de carga de 800 mg (12 mg / kg), a continuación, 400 mg (6 mg / kg) al día, podría ser utilizado en pacientes de alto riesgo en las UCI de adulto con una tasa alta (> 5%) de invasiva candidiasis. Como alternativa se puede administrar una equinocandina.

El baño diario de los pacientes de UCI con clorhexidina, que se ha demostrado que disminuye la incidencia de bacteriemias, incluyendo candidemias, podría ser considerado.

 

Recomendaciones en el tratamiento de la candidiasis intra-abdominal.

El tratamiento empírico debe ser considerado en pacientes con evidencia clínica de infección intra-abdominal y factores de riesgo significativos para candidiasis, incluyendo una cirugía reciente abdominal, fugas anastomóticas, o pancreatitis con necrosis.

El tratamiento de la candidiasis intraabdominal debe incluir control del foco, con un drenaje apropiado y/o desbridamiento. La elección de la terapia antifúngica es la misma que para el tratamiento de la candidemia o el tratamiento empírico de pacientes no neutropénicos en la UCI. La duración del tratamiento debe ser determinada por el adecuado control del foco y la respuesta clínica.

Destacamos por otra parte dos conceptos prínceps en vistas a un correcto uso de los antifúngicos: el aislamiento de especies de Candida en el tracto respiratorio a partir de secreciones respiratorias por lo general indica colonización y rara vez requiere tratamiento con terapia antifúngica y la candiduria asintomática no debe tratarse a menos que el paciente pertenezca a un grupo de riesgo (neutropénicos, recién nacidos con bajo peso al nacer).

Recomendamos la lectura de la guía para profundizar en un tema tan relevante como este.